domingo, 12 de diciembre de 2010

Kleenex... ¡Siempre contigo!

Lo único que quería hacer en esta entrada era apapachar mi dolor, mi tristeza y no lo haré porque la verdad es que no quiero porque no me servirá de nada, y solamente insultaré a mi conciencia y no se vale, no se vale que después de tanto tiempo, y no sólo el tiempo sino la forma en la que lo he vivido me sienta ahorita tan mal.

Qué esperaba?... de verdad me pregunto, por qué otra vez?
Tengo que ser cruel?...

No.

Miro bien, observo y mi sonido es claro, no te quiere y te duele que no te quiera, que no te quiera esa persona y quieres creer, todo el tiempo quieres creer, quieres hacer tantas cosas, y en unos minutos llegan las lágrimas, el miedo, y no logras ver, y quieres volver a ver y no puedes y te empiezas a sentir chiquito y dejas de escuchar y dejas de hacer porque sólo quieres llorar y quieres sentirte mal…

Cierto es que tu ya no deberías estar tan tarde por aquí, es por eso que cuesta tanto darte un tiempo que he olvidado cómo se comparte.

Miré sola mi amor, sola mi dolor, sola mi olvido, y hoy tampoco estas aquí.

15 minutos solamente, si se llora más es que se está recreando el dolor, y el llanto ya no es genuino… tengo que decirlo otra vez, tú no estas.

Debería enamorarme de los kleenex ellos siempre están.

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