lunes, 25 de octubre de 2010

La misma historia

Ocho meses después otra matanza en Juárez, otro fin de semana de masacres en el norte del país.

Arriba esta el dolor.

Más jóvenes que no escucharon la voz, que no tuvieron oportunidad alguna más que la de perder sus ojos en las razones del otro. Tiempo muerto se vive en Juárez.

Destino.

Sangre que corrió alrededor de sus casas llenando como agua vasta, refrescante, asfixiante, muerta, la vida de sus familiares.

Los muertos ya no regresan pero tampoco se van, y el amargo dolor que ahora poseen los que quedaron “vivos” tampoco se irá.

Qué vida les quedó a contemplar…

Esos hijos que perdieron, besos en las frentes, sueños velados, también perdidos ya.
Ese cansancio de tanto amar a sus niños ahora descansa en paz, debe descansar en paz, no hay otra opción.

Cuánto amor… Vida, cuánto dolor, cuánto adiós…

Nada es libre en esta tierra.

Mucha consideración asesina se respira a una semana del día de muertos, y es que querían más ofrendas.

Manden más cempasúchil, y más veladoras, que lleguen las disculpas del presidente, organicen las expresiones antes de que se marchiten en las tumbas, que hoy huele a polvo, gargantas en los nudos, que anochezca de una vez, y cubran a los muertos, a los muertos nada más.

lunes, 18 de octubre de 2010

Hay que llegar

No hay límite en el alma humana.
No intentes encontrarlo.
Palpitamos en los labios de los que amamos.
Pertenecemos a lo que cambia aunque no lo queramos.
Y volvemos a amar.
Entonces, procuremos la fertilidad de nuestros sentidos.
Palabras despiertas, cantos en el viento, reflejos brillantes en los ojos de los que nos aman, que inflaman nuestro corazón.
No hay números sólo amor extraordinario en donde todos podemos aterrizar.
Solamente hay que llegar.